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El Espacio de la Memoria que recuerda el horror del terrorismo de Estado y apuesta a la vida en el predio donde funcionó la ESMA es un hecho. Sin embargo, el traslado de las escuelas que funcionaban en ese lugar es un tema resuelto por el desalojo pero está lejos de haberse solucionado. Quizá los mayores inconvenientes los sufren los futuros marinos mercantes –que son formados por la Armada pero sus egresados no son militares–. Los estudiantes que se especializan para tripular barcos comerciales están lejos de disfrutar su formación. La construcción de la Escuela Nacional de Náutica Manuel Belgrano quedó en manos del Ministerio de Planificación. Tras sucesivas demoras, el edificio azul de Antártica Argentina 1300, en la zona de Retiro, fue habilitado. En manos de la Marina quedaba la provisión del equipamiento de comedores, los servicios de limpieza y seguridad y demás cuestiones que hacen al funcionamiento de la escuela. Ese compromiso parece no reflejarse en la realidad.
Grupos de estudiantes que piden mantener el anonimato comentan: “No se nos coloca ni jabón en los baños y se nos hace trabajar como peones de albañil para terminar cosas que la empresa no hizo”. La comida es otro problema. Los alumnos de uniforme naval se arremolinan en los puestitos callejeros a la hora del mediodía para comprar elementales viandas que tendría que proveerles la institución en donde pagan por estudiar, por el uniforme y en la que cumplen guardias y practican un régimen militar.
Un docente que también pide reserva de su nombre abundó en que “si un cadete haciendo actividades relacionadas con su formación sufre un accidente debe pagar para ser atendido en el Hospital Naval, lo que excede cualquier lógica ya que realizan actividad física por expresa indicación de la autoridad militar”. Las quejas se acumulan y parecen no tener respuesta de las autoridades de la Armada. La semana próxima está prevista la inauguración oficial de la Escuela y la visita de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.